“El hombre será mejor cuando se le muestre cómo es”
Chejov
En el coaching el profesional o coach ayuda al cliente a encontrar opciones para llegar a convertirse en un ser humano más eficiente y aprovechar de mejor manera su potencial. Esta metodología de trabajo puede ser vista como una solución focalizada que se logra a través de una relación colaborativa entre el coachee y el coach. Este último facilita algunas mejoras en la calidad de vida del sujeto, además del logro de metas en el plano personal o profesional. No hay una relación jerárquica como la que ocurre entre paciente y terapeuta, sino un vínculo de igualdad donde el coach ayuda a promover cambios deseados por el cliente. Para ello realiza preguntas a la persona de tal modo que sea el coachee quien se de cuenta y logre un mayor entendimiento de su situación y sus posibilidades de acción. Se trabaja siempre en conjunto, cercanamente, pero el actor principal es el propio interesado quien es apoyado en su proceso de cambio. Los contenidos, por decirlo de alguna manera, están dados por el cliente, puesto que es él quien decide en qué temas trabajar. Aquí se trata de promover la autorreflexión además de cambios conductuales, cognitivos y emocionales, que ayuden al logro de objetivos y a la mejora del propio rendimiento.
Grant propone el siguiente esquema para graficar el modelo de trabajo empleado durante el logro de los objetivos. Aquí, a pesar de que se describen etapas, hay un proceso continuo y conectado entre cada nivel y el siguiente. El coach facilita en todo momento el paso a la siguiente etapa. Así, el establecimiento de metas debería facilitar el plan de acción; este plan de acción debería motivar al individuo a actuar y luego a monitorear y evaluar su propio trabajo (Grant, A. (2001) Towards a Psychology of coaching: The Impact of coaching on Metacognition).
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