Finalmente, las emociones son un tema que mantendrá unido a las neurociencias y al management durante algún tiempo. En un contexto de auge, representado en el creciente interés por potenciar la “inteligencia emocional” dentro de las organizaciones, cada vez nos convencemos más del rol que juegan las emociones en todos nuestros procesos. Este carácter profundamente emocional del ser humano como especie, es la razón por la que podemos reconocer emociones en los demás e incluso, hasta en otros animales. Tienen que ver con nuestra adaptación al medio y por eso han persistido en la especie humana. Las empresas han empezado a comprender su importancia y ha darle un lugar dentro del mundo organizacional.
Afortunadamente, las emociones ha sido uno de los temas pilares de las neurociencias durante todo su desarrollo como ciencia independiente. Así, se ha podido conocer, por ejemplo, su estrecha implicancia con los procesos de razonamiento y toma de decisión. Consideremos que ambos procesos (razón y emoción) comparten algunas áreas y circuitos cerebrales, además de contar con una significativa superposición de funciones. Mirado desde aquí, hablar de “inteligencia emocional” puede ser algo impreciso, pues la inteligencia es en gran parte emocional. Como muchos habremos comprobado, no son los más “inteligentes” los que suelen tener éxito en sus áreas de desarrollo, sino quienes logran equilibrar estas habilidades intelectuales con un conocimiento y manejo de sus emociones.