31 de diciembre de 2008

Buscando la conexión Management y Neurociencias: Antecedentes I


Normalmente el desarrollo y progreso de las ciencias permanece transparente para la mayoría de las personas hasta que estos adelantos se plasman en tecnologías o técnicas que finalmente llegan a los hogares en forma de artefactos o tecnologías de uso masivo. Pero el conocimiento científico también se relaciona con la creación de modelos y teorías que permiten avanzar en la comprensión de nuestro universo (como la teoría de la relatividad) y de nuestra propia naturaleza humana (como la teoría de la evolución o el psicoanálisis). Las consecuencias de estas investigaciones, suelen permanecer ajenas para la mayoría de nosotros hasta que generan verdaderas revoluciones en la manera en que comprendemos la realidad. Comúnmente estos cambios suelen tardar años hasta que la nueva evidencia hace caer en la obsolescencia algunas de nuestras viejas ideas.

El notable desarrollo de los estudios neurocientíficos durante los últimos quince años, es un buen ejemplo de lo que acabamos de describir. Sustentado en adelantos científicos que han permitido mejorar las técnicas de neuroimagen y exploración cerebral, los conocimientos que se producen en relación a las ciencias del cerebro empiezan a mostrar sus efectos. La diferencia es que en la actualidad, gracias a Internet y otros factores en los que no profundizaremos, el conocimiento científico tarda mucho menos en llegar a las personas corrientes, por lo que cada vez es menos “transparente” para todos nosotros. Lo que se aprende en los laboratorios y centros de investigación no tarda ahora demasiado en convertirse en conocimiento manejable y aplicable en diferentes ámbitos de nuestra vida cotidiana.  

  

28 de diciembre de 2008

Buscando la conexión Management y Neurociencias: Antecedentes II





Pero ¿qué sabemos del cerebro hoy?

Los últimos años de investigación neurocientífica nos permiten conocer un cerebro organizado bajo la noción de red, en donde grupos de neuronas se asocian y comunican en función del desarrollo de una tarea específica, conformando lo que distinguimos luego como áreas funcionales. Ninguna de estas áreas, sin embargo, sostiene por si sola ninguno de los complejos fenómenos cerebrales como la creatividad o la capacidad de sumar. Cualquier intento reduccionista por descubrir algún centro específico (como una caja negra) responsable de la mayoría de los productos mentales, ha resultado infructuoso. En todo momento irrumpe la idea de red, en donde grupos de neuronas especializadas se coordinan con otros grupos de neuronas diferentes elaborando la información a través de una compleja jerarquía de tipo horizontal. Fenómenos como la imaginación, la visión o el tacto, irrumpen entonces como producto de complejísimas comunicaciones entre sistemas que procesan la información de manera paralela y específica. Es verdad que hay especialización, pero lo importante es la red.

Por otra parte, tenemos que quizás si uno de los hallazgos más relevantes de las neurociencias durante los últimos años, sea la constatación del carácter constructivo de nuestro sistema nervioso. El modelo sujeto-objeto es insuficiente para comprender una realidad en la que los objetos parecen ser una creación de nuestro sistema nervioso sustentada, claro está, en alguna existencia física innegable. Lo interesante es que el cerebro no reproduce fielmente lo que sucede “afuera” para que nosotros podamos luego incorporarlo como imágenes mentales objetivas. Cuando, por ejemplo, estamos sobre una colina y logramos ver a lo lejos algo que parece ser un caballo, este proceso no discurre como un simple fenómeno de reconocimiento mediante el cual identificamos un caballo a la distancia. Las cosas parecen darse de una manera diferente. En términos simples podríamos decir que primero una pequeña mancha oscura capta nuestra atención a lo lejos. Vemos que se mueve por lo que deducimos que es un ser vivo y el contexto de las montañas nos reduce las posibilidades a unas cuantas especies. Notamos que cuando camina, aparecen unas formas alargadas que se mueven con él, creemos que es su pelo hasta que estamos casi seguros de que es un caballo y no una oveja o un gato. A primera vista podría aparecer como un proceso en el cual hacemos calzar algo que está “afuera” con el arquetipo de “caballo” que tenemos dentro de nosotros. Sin embargo, lo que en realidad ocurre es un complejo proceso de creación del objeto, donde el cerebro cumple un rol activo a través del cual considera el contexto, analiza las posibilidades, las coteja con la experiencia y finalmente construye una percepción coherente: un caballo. 

25 de diciembre de 2008

Redes neuronales, emociones y creación de Mundo

Otro trozo de la película "What the bleep do we know?", donde hablan acerca de las posibilidades de desarrollo que posibilitan los cambios en nuestras redes neuronales.



Más sobre esta película.

15 de diciembre de 2008

Cambio II


Una distinción interesante es la que puede realizarse entre lo que se conoce como “cambio I” y “cambio II”. El “cambio I” se relaciona con la idea de cambio que tienen la mayoría de las personas en la cabeza. “Cambio I” sería por ejemplo, cuando dentro de un sueño corremos, cantamos o volamos, cambiando aquello que estamos haciendo pero dentro de una misma categoría, por decirlo de algún modo. Son cambios que se dan dentro de un mismo nivel lógico. Un “cambio II”, en tanto, sería despertar del sueño puesto que supone un salto a un estado diferente. Es un “cambio del cambio” y siempre tiene la característica de una discontinuidad o de un salto lógico.

Pensemos en una persona que sufre de sobrepeso. Un “cambio tipo I” que podría realizar esta persona para sentirse mejor, sería comprarse un sillón más grande y tomar sus medicamentos que controlan el colesterol. Un “cambio tipo II”, en tanto, sería aprender nuevos hábitos alimenticios con un nutricionista, hacer deporte con regularidad y no comer más de tres veces al día.

Muchos de los problemas que se resisten a ser solucionados suelen tener su resistencia en esta confusión de niveles. Nuestra reacción natural cuando algo no se nos está dando es a insistir en la misma solución pero con más fuerza. Esta dinámica de "más de lo mismo" suele polarizar las partes involucradas en cualquier situación problemática dificultando su resolución. Como en el caso de los padres que van incrementando la dureza del castigo al hijo que no obedece. El hijo, por su parte, se porta cada vez peor producto de la frustración que le producen estos castigos cada vez más duros.

Para ver más sobre Cambio

9 de diciembre de 2008

What the Bleep do we Know?

Este es el nombre de una película altamente recomendable que intenta explicar la relación entre Cerebro, Realidad, Creación de Mundos, la propia vida, física cuántica, etc.

5 de diciembre de 2008

La hipótesis del Marcador Somático I


Antonio Damasio intenta explicar con su teoría del "marcador somático" (MS) cómo las emociones influyen en nuestros proceso de decisiones y razonamiento. El MS sería una señal en forma de sensación somestésica, que contribuye a optimizar nuestras decisiones y nuestro razonamiento. 

Mediante un largo proceso de aprendizaje, determinados estados somáticos se asocian a clases específicas de estímulos. Así, frente a situaciones puntuales, el cuerpo entrega una señal en razón de sus experiencias anteriores. Es decir, nuestro organismo a lo largo de su ontogenia va acumulando múltiples asociaciones del tipo situación/estado somático, de tal forma de tener un registro con su historia de variaciones en función de esas situaciones particulares. Frente a nuevas experiencias, dicho registro permitirá buscar alguna situación similar que se haya tenido con anterioridad. De esta manera, si la situación actual es asociada con una experiencia anterior que haya tenido un resultado negativo, el MS “intentará” que rechacemos ese curso de acción. Si por el contrario, la nueva situación se enlaza con alguna experiencia anterior positiva, que permita prever que la decisión tendrá éxito, el MS la promoverá. 

El cuerpo entrega una señal frente a determinados estímulos que permite reducir nuestro campo de respuestas y hacer más eficientes nuestros procesos de toma de decisiones y razonamiento. Es como si nuestro organismo nos hablara mediante determinados estados somáticos, asociados a estímulos específicos, a través de un aprendizaje conductista de aquellas respuestas (y su respectivo patrón fisiológico) más asociadas a resultados exitosos. Este proceso se daría en dos tiempos. Primero, asociamos estas respuestas con nuestras emociones primarias (miedo, rabia, alegría) para luego mediante el aprendizaje social, asociarse a emociones secundarias, lo que permite un rango más amplio de asociación que las que entregan las seis emociones básicas. Sólo de esta forma conseguiríamos tan variada gama de estados somáticos para la casi ilimitada posibilidad de estímulos con los que se puede enfrentar el organismo.

Ver conferencia de Antonio Damasio

 

3 de diciembre de 2008

La hipótesis del Marcador Somático II


Las cortezas prefrontales serían las encargadas de la adquisición de las señales de los marcadores somáticos. Sus múltiples y variadas conexiones con todas las regiones sensoriales (incluidas las cortezas somatosensoriales), con los núcleos del tallo cerebral y del prosencéfalo basal, con la amígdala, con la cingulada anterior y el hipotálamo; le mantienen actualizada de lo que ocurre al organismo en casi todos los planos de su biología. 

Además, las cortezas prefrontales pueden establecer relaciones entre el conocimiento del que ya disponemos y las experiencias que enfrentamos permanentemente; todo esto mediado por la información de estados somáticos en cada uno de estos momentos y sus continuas variaciones. En específico, la región prefrontal ventromedial cumple una función crítica en la representación somatosensorial, interpretando las sensaciones de nuestro cuerpo, asociadas a los eventos emocionales. 

A través de lo que Damasio llama “representaciones disposicionales”, las cortezas prefrontales establecen categorizaciones de las distintas situaciones que ha debido enfrentar el organismo, creando así una especie de “banco de datos” ordenado sobre nuestras distintas experiencias y a partir de cómo ha reaccionado nuestro cuerpo en aquellas situaciones. Por otra parte, la conexión que tienen con todas las vías de respuestas (químicas y motrices) del cerebro, hacen que sus efectos sean inmediatos y no mediados. Este es el caso de las cortezas prefrontales ventromedianas que, vía sistema nervioso autónomo, generan respuestas químicas asociadas a la emoción.